
Ni héroes, ni conflictos dramáticos —con cierres rotundos o exaltados— aparecen en esta serie. La forma orgánica de encadenamientos causales, propia, según Jacques Rancière, del régimen representativo de las artes, es desplazada por las rupturas, los litigios y las separaciones del tiempo cotidiano. Sus personajes y ambientes están abrumados por el tedio, fisurados por la apariencia, pero también por la luz intensa de los rituales de descanso y reconciliación con la vida. Es el costo que asumen por desaparecer momentáneamente de una norma que los invalida.
La intimidad es el núcleo del relato que construye la serie. Por eso las actividades y los lugares que allí se exhiben aparecen suspendidos, alejados de la presión por hacer o decidir.
El historiador alemán Reinhart Koselleck, unía la interpretación cristiana y secular del término crisis (del griego Krino) con la idea de catástrofe final. La concepción de un acortamiento apocalíptico del tiempo, asumida como aceleración del progreso histórico, estaba desarrollando prácticas que, en mediano plazo, extinguirían a la humanidad. Estabilizar el tiempo era una de sus soluciones. Pausas, esperas, descansos y poses, entonces, manifiestan en estos cuadros el peligro de la muerte.
Luis Cifuentes Acuña
José Miguel Durán, Pintor y fotógrafo, nació en Temuco, Chile, el 29 de septiembre de 1986, actualmente vive en la comuna de Temuco; a los 23 años se muda a Santiago por motivos laborales y a los 25 ingresa al Taller Bellavista, toma clases de pintura al óleo y dibujo con los Maestro pintores Elier Revillard y Roberto Aranibar Luna, con éste último continua su formación durante 4 años. En paralelo realiza estudios en la Academia de Pintura del Maestro Alberto Mandel Paradíz.