Doce artistas egresadas tejen un paisaje afectivo y fragmentario. Desde prácticas situadas, exploran lo corporal, lo íntimo y lo político sin aspirar a una verdad única. El afecto, entendido no como emoción suave, sino como acción, como latido y como fricción, es el hilo que tensa cada obra.
Afectos varios no es una categoría: es una insistencia, un manifiesto. Lo suspendido no duerme: palpita en el umbral. Nada está quieto. Todo vibra, se tensa, espera. La suspensión no es pausa, es tránsito.
Cuerpos que no caen, vínculos que no se resuelven, objetos que hablan con gestos. mínimos. Aquí no cuelgan solo formas, sino historias atravesadas por el duelo, lo doméstico, lo heredado. Las piezas suspendidas se vuelven materia viva: un conflicto visual y discursivo. A veces se balancean, a veces penden de un hilo, y a veces parecen estar por moverse, tomando apenas una pausa para decir algo.
La diversidad de miradas, materialidades y posicionamientos presentes en esta muestra da cuenta de una generación artística que entiende su práctica como una herramienta de exploración crítica, afectiva y política. Lejos de aspirar a una lectura. única o totalizadora, esta exposición invita al público a habitar una polifonía de voces artísticas, sensibles y discursivas que coexisten en un equilibrio siempre. inestable, pero profundamente significativo.
Astrid Delgado, Isadora Sánchez, Francisca Molina
