“(DES)NUDO: contener y desbordar” es el nombre de la exposición artística de Valentina Riveros (Quepe, 2000), licenciada en Artes Visuales en la Universidad Católica de Temuco, quien fue una de las seleccionadas en la Convocatoria para artistas regionales de la Sala de Exposiciones Campus San Francisco 2024.
La muestra se inauguró el miércoles 10 de abril a las 19 horas en la Sala de Exposiciones Campus San Francisco (Manuel Montt #56). Luego, se mantendrá abierta de lunes a viernes de 10 a 18 horas hasta el 9 de mayo.
Una serie pictórica presentada por la Dirección de Extensión Académica y Cultural de la Universidad Católica de Temuco, que para Riveros significa la primera de este año, sumándose a otras muestras realizadas en el Museo Ferroviario Pablo Neruda (2020), Hospital Hernán Henríquez Aravena (2021), o la Galería de Arte UC Temuco (2023), abarcando gran parte de los espacios dedicados al arte en la región.
Riveros (aka @valentinarriveros en Instagram), quien actualmente cursa un diplomado de Arteterapia en la Escuela Autónoma Feminista Casa Mundanas, explica que la obra habla de una retórica del nudo como lazo/vínculo del afecto íntimo desde la poética de lo corporal, que busca comprender la necesidad del contacto físico, de la caricia, piel con piel, entrelazarse, de contenerse. A través de esta entrevista, Riveros reveló detalles de su creación artística, inspiraciones y motivos.
-¿Cómo te involucraste en el mundo del arte?
Quizás deberíamos convenir en que el hacer creativo es innato en todos nosotros, que hay una necesidad en el pecho y en la guatita que quiere salir, sublimarse en una experiencia creativa que quiere ser escuchada. Pero si te refieres al mundo del arte como un circuito artístico condensado en esta región, mi primer acercamiento sería haber egresado de la carrera de Artes Visuales allí en la Universidad Católica de Temuco.
-¿Cómo te sientes al presentar tu arte al público por primera vez en la Galería UC Temuco?
Tremendamente emocionada, la verdad. Nerviosa, sintiendo la cosquillita aquí en la guatita de cumplir sueños y metas que voy gestando y van tomando forma.
-¿Cómo describirías tu técnica?
Durante la investigación paralela a la creación de las obras encontré un estilo pictórico en el que me reconocí. Se llama carnalidad pictórica y es esta cosa carnosa, patucosa (sic), texturizada y alocada de la pintura que se puede evidenciar en las pinceladas, sobre todo.
-¿Qué desafíos has enfrentado en la realización de la obra tanto artístico como morales?
Supongo que al decir morales es por exponer derechamente cuerpos desnudos. Hasta el momento, desafíos morales evidentes, no he vivenciado. En cuanto a artístico son demasiados. Desde hacer las sesiones de fotos, organizar, gestionar todo lo que ello involucra. La creación de los bastidores desde cero, el habilitar la sábana para realizar la pintura e incluso durante el pintar se abren diálogos internos que se vuelven terapéuticos, pero tremendamente desafiantes y agotadores.
-El cuerpo humano siempre ha sido una inspiración para llevar al marco, ¿cuáles fueron las mayores influencias artísticas en la obra DES(NUDO)?
Más que llevar al marco, es sacar en realidad. Sacar lo que está atorado aquí en mí y ahí en ti, sacarlo todo, exponerlo por visceral que sea. Desde la pandemia, he venido con este gustito entre admiración y necesidad de pintar cuerpos, recogiéndose, retorciéndose. La obra de Louise Bourgeois me conmueve, la manera en que retuerce la materia, retuerce el trauma desde la escultura. También me inspira la obra escrita de Cecilia Vicuña, su juego intuitivo con la palabra. Por ejemplo, ella decía que la verdad era dar ver y la mentira era hacer tira la mente. De ahí viene este juego de separar des-nudo. ¿Qué es nudo? Lazo vínculo entre personas o algo que se retuerce y no deja ir. También en el tira y afloja de las palabras contener y desbordar, que es el nombre de la exposición.
-¿Qué te inspira a crear tus obras? ¿Qué tanto influye tu contexto de artista en La Araucanía?
Volver al cuerpo, acuerpar la emoción que está ahí, que busca ser escuchada. Estamos amputadas y amputados de nuestros cuerpos. Las exigencias nos hacen tener una jerarquía racional por sobre todas las otras maneras de percibir nuestro presente. Quizás es ahí donde viene esta necesidad de pintar carne, piel, cuerpo, huella emocional. Pero es una necesidad. La inspiración cambia todo el tiempo. Se encuentra en muchísimos lugares y mi contexto araucano solo me influye en la medida de los desafíos que se me presentan.
-¿Qué papel crees que juega la pintura en la sociedad?
Una herramienta para removernos, para exponernos, para sublimar, que es finalmente darle una forma física, una imagen y con ello un nombre a lo que sucede en ti.
-Respecto a la muestra, ¿qué mensajes o emociones esperas transmitir a través de DES(NUDO)?
Que merecemos sonar en compañía, exponer nuestra vulnerabilidad. Abrirnos a la entrega.
-De las obras que estarán en la sala. ¿Cuál es tu favorita hasta ahora? ¿A cuáles hay que prestarle atención?
Es una serie pictórica. Esto quiere decir que todas las pinturas finalmente son una obra, pero en concreto, las de mayor tamaño son las más desafiantes y toman más tiempo y se sintonizan con cosas que van pasando en la cotidianeidad que yo percibo, y siento que quedan entretejidas en las pinceladas.
-¿Cómo defines que una obra está terminada?
Es más bien un ejercicio de soltar, como en la vida misma, saber decir que ya está, es suficiente, o si no se estropea y empiezas a cubrir lugares que en esencia tienen una riqueza única.
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