Con una amplia gama de actividades culturales y educativas para toda la familia, incluyendo 25 editoriales, agrupaciones y librerías, espectáculos musicales e intervenciones artísticas, talleres de escritura y más, cerró la segunda edición de la Fiesta del Libro de La Araucanía 2024 el pasado domingo 18 de agosto en las inmediaciones del Easton Outlet Mall.
Fueron tres días de actividades, aprovechando un fin de semana largo dado un feriado religioso, atrayendo a literatos, curiosos y no tanto a un espacio que este año contó con la presencia de poetas como Rosabetty Muñoz, Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2024, Daniela Catrileo o Leonel Lienlaf, así como presentaciones de libros y conversatorios con autores regionales más allá del Cautín, como fue la presencia de autores de literatura fantástica como Omar Riquelme («El Viaje de Eby» ) o Lucía Ramírez («Laguna negra»).
Horas antes de que los libreros ordenasen sus puestos para volver a la cotidianidad, diversos participantes dieron cuenta del pulso del evento. Uno de ellos fue Hugo Alister, reconocido gestor cultural y editor de Cagtén Ediciones, quien recordó que en ese mismo lugar, 30 años antes, cuando aún se llamaba Mall 2000, se celebró en varias oportunidades la Feria Internacional del Libro, la misma que actualmente se celebra en Estación Mapocho. “Esa feria salía a regiones, y hace 30 años atrás se hizo en Temuco durante al menos cuatro oportunidades”, rememora.
Luego, él agrega: “En este centro comercial yo ví a Oreste Plath hablando de su trabajo, a narradores como Guillermo Blanco o Hugo Montes, que vinieron a contar su experiencia de trabajo creativa, y además hacían talleres. Como era una feria Internacional, recibimos esas visitas y se incorporaron dos stands asignados a los escritores de La Araucanía”.
Si vamos más atrás en la historia temuquense, Alister rescata la feria y fiesta del libro que se organizaba en el Liceo de Hombres de Temuco en 1912, cuando Pablo Neruda aún era un estudiante llamado Neftalí Reyes. “La fiesta tenía que ver con mostrar libros, escribir libros. Una pequeña feria que, además, como no existían bibliotecas públicas, permitía que la gente donara libros para el liceo, que luego iban al Ateneo Literario del Liceo de hombres, que en ese periodo estaba Claro Solar, donde hoy está la segunda comisaría de Carabineros, edificio que se incendió en 1922”.
Lo cierto es que Temuco ha tenido una historia con las ferias del libro un tanto intermitente, muchas veces a cargo de universidades, la municipalidad u otras instituciones, sin lograr establecerse en el tiempo. Un tema que pone en debate la importancia de retomar y establecer esta noble tradición, no solamente por un tema de comercio, sino como una ventana de los escritores locales al resto de la ciudad.
Carla Navarro, poeta bajo el seudónimo Charlotte Von T. y parte del staff de la librería Ediciones UCT, comenta: “Es necesario tener una feria del libro todos los años en Temuco. Creo que esto debería ser algo regular. Es totalmente relevante que esta sea una segunda versión, porque significa que pueden haber muchas más. La cantidad de libros, de editoriales, de gente que uno va conociendo, de autores con los que uno se puede relacionar y conocer, que a veces uno solo escucha de lejos, pero que ahora puedes verlos y trabajar con ellos es súper interesante”.
Von T. hace ese comentario tras el término de la charla de la chilota Rosabetty Muñoz, destacando la influencia en su escritura: “Soy fanática de su obra, me gusta mucho su trabajo como profesora, porque también soy profesora de lenguaje. Ella también ha sido un ejemplo para mí de poder realizar, de hacer talleres de literatura, de tratar de inculcar la literatura más allá del aspecto utilitario que tiene en el colegio. Rescato mucho eso de ella para poder aplicarlo a mis labores como docente y como poeta”.
Volviendo al debate, Luis Riffo, poeta y editor de Editorial Bogavantes, asegura que ha sido “una grata sorpresa” esta feria. “Si bien está instalado dentro de un mall, que pareciera ser como estar en las antípodas de lo que podría ser una Fiesta del Libro de editoriales independientes o librerías pequeñas, ha funcionado bastante bien y la relación con el público ha sido bastante grata porque llegan, curiosean, les interesa saber”.
¿Para qué sirven las ferias? Riffo responde que “sirven mucho para las editoriales independientes para darse a conocer en un ámbito un poco más amplio que el aquel nicho donde habitualmente llegan los que conocen a los autores, a los que tienen una cercanía con quienes hacen este trabajo. Llegar a un público más amplio es un desafío grande y esta feria permite por lo menos acercarse un poco más a ello”.
Hugo Alister de Cagtén analiza las dos versiones que han pasado por dicho centro comercial, notando que este 2024 los stands se duplicaron frente a su símil de 2023. “Una de las cosas importantes que está pasando es que se está escribiendo mucho y publicándose mucho en la región. Hay muchas editoriales, pequeñas o mayores, pero que están entregando a los lectores de la comunidad obras nuevas, muchas, pero también nombres nuevos que van a venir nutrir el paisaje literario regional”.
Claudia Campos, coordinadora de la editorial Ediciones Universidad Católica de Temuco, quien además participó contando la experiencia de “Sureñas mujeres-escritura-territorio”, plantea que usar lugares ajenos a la literatura provoca cambios. “Es extraño y novedoso a la vez, porque estos espacios generalmente no son para la cultura o para la literatura de forma frecuente. Mucha gente se enteró viniendo a hacer sus compras normales de que estaba esta feria, y agradecieron que se diera este espacio”.
“Quizás no es la mejor instancia, pero es importante también traer los libros a lugares que no son de cultura, sino de comercio, porque son espacios que se abren a la comunidad, y es una forma que ellos conozcan, se enteren qué pasa con la literatura local”, complementa.
El seremi de las Culturas, Eric Iturriaga, un día después del cierre del evento, califica como exitoso el encuentro y propone ir más allá del periodo de su gestión: “Creemos que estos espacios, independientemente de las autoridades que estén comandando el Gobierno de Chile y el Ministerio de las Culturas, no debiesen desaparecer, debieran por sobre todo fortalecerse, porque esta es una necesidad del sector y de todo el ciclo y universo del libro, pasando por los libreros, las editoriales y los escritores en una región donde hay mucho talento, y donde hay todavía trabajo en torno al libro y que tenemos que entregar también espacios de vitrina”.